martes, 18 de noviembre de 2008

Rendición



Hay veces en que las armas no sirven,
ni todo el valor que uno entregue,
ni el conocimiento de la estrategia
y de las intrigas que os pongan.

Hay veces en que el sitio debe de levantarse
tras infructuosas escaramuzas vanas,
la espada debe de entregarse al enemigo
colocándose a la disposición humillante.

La vía que eligió el guerrero de las sombras
debe perderse entre la niebla del horizonte,
en momentos en que la suerte es contraria
y solo cuando toda otra opción fracase.

El silencio debe de apoderarse del día
y la meditación bajo las estrellas,
pues debe morder aquel fracaso
succionarlo por no volver a errar.

La razón es de quien prevalece, hermanos,
al final del salto al abismo infernal,
contrario a la torpeza del idiota,
quien volcaría el plomo para sí.

Las uñas cada día verán destruidas
intentando ascender nuevamente hacia la luz,
en donde aguardarán otros malditos retos:
Pues así es la realidad del iluso.

Allí, rendido, aborrecerán los sueños
por ser embrujo de utopías baratas,
por ser, a su vez, generalas a una batalla
que solo ennublese los débiles sentidos.

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