Mi amor, cariño senil,
te contemplo en la primavera
cuando las confusiones nos alejan,
pues el orgullo y la honra se mezclan
en el aparato del destino a mi raza,
las ánimas de generaciones no me ligan
a por tu sola hermosura y sonrisa,
ya que aquellos que te rodean
me obvian entre sus ínfulas
de petulantes altaneros corazones.
Y te observo más...
y te dibujo desnuda en ese haber,
como en un lienzo de lujuria
en el taller obsesivo de Degas;
con ese movimiento que desenvuelves
las razones se van al carajo,
llamando a por mi Eros traidor,
al que evito mostrar entre líneas
que te ensalzan por las allí, en las nubes.
Si pudiese robar un pedacito de es cielo
¿Me permitirías continuar?
Con un poco de lógica... paranoica...
¡Imposible!
Nada ata los cordones de dos sandalias
que fueron hechas para seres distintos.
Y, aún así, todavía no puedo sacarte
de los tormentos del mar gris,
ni tampoco de todo el universo...
Eres pan y complemento,
en el tempié de la soledad patética.
"En la hierba en que derramé mi sangre, flores de esperanza renacerán nuevamente"
martes, 13 de noviembre de 2007
Untitled...
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